Ensueño
Yo seré ya vieja cuando mi hijo sea un
hombre. Y, cuando salgamos a pasear juntos, de gusto me pondré más encorvada
para que así, a mi lado, él parezca más gallardo. Seré una viejita llena de
mañas. Aprenderé a tropezar para que él me sostenga; me fingiré fatigada para
que me dé el brazo y me diga con voz suave:
-¿Te has cansado, mamá?
Y las muchachas, que con toda seguridad
estarán locas de amor por él, dirán:
- Esa señora bajita, que va del brazo
de ese mozo tan arrogante, es su madre.
¡Y yo voy a tener un orgullo...!
Juana de Ibarbourou
El
cántaro fresco. Montevideo, 1922
No hay comentarios:
Publicar un comentario